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viernes, 1 de agosto de 2014

LA CRISIS DEL SISTEMA

(Pequeno fragmento da obra sobre a Teoría do Racionalismo esperpéntico)


P,- ¿No le parece que los gurús tienen mucha culpa de eso? Los líderes de hoy no hacen pedagogía con la necesidad de hablar claro.

R,- Vivimos tiempos en los que todo el mundo rechaza ser responsable hasta de las cuestiones más intestinas. Los obesos le echan la culpa de su plétora a la industria alimentaria, los fumadores con EPOC a las tabaqueras y los domingueros metidos a escaladores recriminan a los servicios de emergencia su demora en acudir al rescate con un helicóptero pagado por todos. La época de remonte del Franquismo y aterrizaje en el Estado de bienestar dio a la luz una sociedad alimentada por mensajes acogedores en un mundo de color rosa en el que sólo existían derechos: derecho a tener banda ancha en casa, a ir de vacaciones a la costa, a aislarse del estrés en los balnearios. Y todo sin tener en cuenta lo que se aportaba a cambio. Pero el fracaso de un sistema de crecimiento basado en la especulación comportó una revisión de las categorías y de los conceptos: la diferencia entre lo prescindible y lo esencial, lo inaplazable y lo inútil... El desprecio de la excelencia es una constante de nuestro Sistema. No quiero decir que no tengan sitio los que no consiguen cotas altas de brillantez en su ejercicio profesional. Estoy hablando del mundo de las intenciones, de los ideales, en el que cuenta más el ansia por progresar que la instalación en un status cómodo.
Los que Usted llama gurús no tienen, tampoco, un comportamiento monolítico. Cierto es que la mayor parte de la "nueva intelectualidad" vive más atenta a no perder la posición estable que le otorga la estudiada estética del inconformismo calculado. Su libertad está condicionada por elementos tan recurrentes a lo largo de la Historia como el bienestar material, la seguridad, la satisfacción de la vanidad. No son muy diferentes de lo que la sociedad aguarda de ellos.
Frente a esto, yo reivindico la necesidad de interpretar la realidad haciendo que atraviese el filtro del juicio crítico. Porque toda la información que se nos ofrece, desde los aportes en apariencia hechos con espíritu notarial hasta las recreaciones, literarias, de la realidad, responden a un plan preconcebido para intervenir en nuestra conformación de la opinión. Yo reformulo la necesidad de reinterpretar el corpus de información desde una posición de perspectiva espacio temporal hasta llegar a ser capaces de caricaturizar la realidad. Es a base de mi teoría filosófica, que los críticos dieron en llamar "Racionalismo esperpéntico", y que no consiste sino en resaltar lo fundamental del desempeño funcional y mental del individuo como ser social, despreciando todo el accesorio.
Mi trabajo como analista del pensamiento individual y del colectivo es semejante al de los caricaturistas que con dos rasgos llegan a representar a sus modelos de manera más inequívoca que los maestros del Realismo.



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