© blog: Son de Oleiros

jueves, 16 de febrero de 2017

O mundo nunha caixa de cartón


–Avó, xogamos?
–A que queres xogar?
–Coa consola. Á Mario Kart.
–Veña. Ainda que eu tiña preparadas unhas caixas de cartón para facer unha casa.

O rapaz, que ten catro anos pero unha madurez sorprendente, fixou a mirada no teito e dixo: “–Está ben. Facemos primeiro a casa”.

Coa axuda do precinto ensamblar as paredes e o teito foi ben doado. A casa amosaba un aspecto desmendrellado, cousa que lle gustaba moito ao cativo. Logo metemos dentro dela un pupitre pequeno, unha mesa redonda, cadeiras e, sobre todo, papel e un estoxo xigante no que gardabamos un feixe de ferramentas para o debuxo, a pintura, a escrita e os traballos manuais. Desta volta eu desenvolvería o rol de alumno un pouco chiveta, acusando a compañeiros invisibles de me facer falcatruadas varias e o meu neto satisfacía a súa tendencia mandona, repartindo castigos a discreción. Xa me encargaba eu de ir modulando a súa tiranía, sen afectar moito á súa boa capacidade asertiva.

Xogamos un pedazo a recrear o mundo da escola, ate que, logo dun silencio pouco inhabitual, o meu neto volveu mirar ó teito e dixo:

  • Que che parece se metemos a consola dentro desta tenda de campaña.

Naquel intre tomei conciencia de que o rapaz estaba a facerse maior. Xogamos ao Mario Kart dentro da casa de cartón.

-->


                                                             © imaxe: aeioutururu.com

jueves, 9 de febrero de 2017

Importancia do sexo

O sábado pola noite nunha cea familiar tiven que escoitar outra vez esa frase a xeito de mantra que di:

“Non sei a que ven tanta leria co sexo. Como se non houbera máis cousas na vida. Ao fin todo está inventado. O de sempre, ¡fuchicar un intre e máis nada!.

Pronunciada polos vellos podería indicar que o descenso ate mesmo a desaparición da práctica move a ningunear a súa relevancia para deste xeito sufrir menos. Pero cando se escoita de xente nova ou na madurez intensa resulta máis impactante, reduccionista, reflexo da infrapotenciación dunha capacidade formidable para dar e recibir pracer e, ao tempo, dunha fórmula de comunicación e intercambio de emocións nun estadio que pode chegar a ser tan elevado como o grao de evolución do ser humano, coa súa complexidade singular.

Se existe un código sofisticado ate o extremo para relacionármonos, ese é o da práctica sexual, e o catálogo infinito das variantes e características dese xogo, tanto no aspecto das achegas feitas desde a Mecánica, a Física ou a Química, como polas connotacións adheridas desde os eidos dos valores, a educación recibida, a cultura adquirida, etc.

Tendo en conta todas esas influencias, vou enumerar distintos tipos de prácticas sexuais entre os milleiros e milleiros posibles, tendo ademáis en conta que nunha posta en acción poden convivir varios deles, cadanseu con peso específico particular:



Sexo ximnástico, automático; sexo silencioso; inexpresivo; intensificado co uso da palabra como elemento excitador; directo, sen preámbulos, sen quencemento; sexo que se recrea nos preliminares, no camiño máis ca na meta; sexo con caricias e estímulos: táctiles, visuais, olfativos, gustativos… sexo en parella, en trío, en grupo; sexo entre homes, entre mulleres, de homes con mulleres, sexo humillante, desde o exercicio do abuso de poder, sexo para causar door; sexo para suplir carencias, para superar eivas, para encher o baleiro, para matar o tedio. Sexo susurrador, para acariñar e sentir o galope doutro corazón. Sexo compasivo, co doente terminal, co mutilado, co compañeiro cuxa fermosura se rechumiu; sexo como medio de vida ou como instrumento de chantaxe, sexo pecaminoso cargado de culpabilidade pola doutrina imposta, inoculada como un veleno; sexo sucio, autómata, innovador, inxenioso, tántrico, zen, buscador impenitente de fórmulas novas; sexo con risas e bó humor; sexo serio, grave, circunspecto, sexo como arma de guerra , de dominación, de desprezo; sexo como exercicio exquisito de veneración, pico de xade, suave na súa dureza, na homenaxe ao lugar sacro; xogo de ritmos e distancias, carreira continua, exercicio a intervalos; sexo seco e adusto; sexo húmido, suavemente mollado como o prado a carón do río…

Non é que non haxa máis cousas que sexo, pero entre todas elas o sexo é unha das máis relevantes na vida dos seres humanos, máis para uns que para outros. Asemade a lectura de obras literarias, filosóficas, científicas é moi relevante, pero semella que non para aqueles que non collen un libro en todo ou ano.



Escultura pétrea de Khajuraho
© foto: www.nadiemequiere.com

domingo, 5 de febrero de 2017

Té de mango del doctor Minga

Quiso el destino que ayer tuviera que acompañar a un familiar a la Residencia Sanitaria. Fue el caprichoso destino el que quiso que a las tres de la madrugada, en unas Urgencias al borde del colapso, conectara la teletienda en mi Smartphone, chino como el fumanchú de las infusiones. El resto de las cadenas no estaban operativas. Sentado allí, en un silencio espesado por una nube tóxica de virus indefinidos, conocí la existencia, providencial, del té de mango del doctor Minga.
¡Qué poderosas virtudes las de esa infusión que convierten a una mujer con obesidad mórbida en una sílfide u ondina en veinte días! ¡Y sin más esfuerzo que el de beber dos litros al día de esa poción mágica! Cincuenta euros por un paquete de té parecerían un elemento suficientemente disuasorio de no ser por los resultados obtenidos con su ingesta.
Lo más cachondo es que puedes atiborrarte a chorizos de Sarria, panceta de A Fonsagrada o Chuletones de Moaña, que mientras tomes el té del doctor Minga darás unas cifras en las analíticas semejantes a las de un Iron man. ¡Es acojonante! A las chicas con las tetas redondas y caiditas les pone unos pechos aperados de turgor y contundencia formidables. Elimina celulitis y cartucheras, no hace aparecer las temidas estrías por grande y abrupta que sea la pérdida de peso. Antes bien, la piel adquiere una textura de porcelana y donde antes había un gran pandero ahora desafían la gravedad dos redondeces pétreas como cocos del Caribe.
Pero además está es aspecto social: la misma mujer que bajo el epígrafe “antes” aparece con su grasa abdominal en una vida en blanco y negro, en la nocturnidad de su triste sala de estar, reaparece moldeada saliendo de la piscina con ademanes de diosa iluminada por el sol radiante.
Y ¿qué decir de los hombres? No sólo pierden peso. También, en apariencia, el exceso de vello, la joroba y la cara de apampados. Su semblante, que antes reflejaba a un perdedor, a un derrotado apocado y pusilánime cuya mayor emoción es la de cambiar sellos en el Rastro, pasa a tornarse en el de un conquistador, seguro de si mismo y codiciado por jovencitas de gran hermosura. Ahora, gracias al té de mango del doctor Minga, puede triunfar en los negocios.
Salimos de la Residencia a las nueve y me tiré al chocolate con churros del Timón como un poseso. Los chinos también matan por los churros, la nueva explosión gastronómica en el país del doctor Minga de los cojones.



                                                              © desmotivaciones.es


sábado, 4 de febrero de 2017

La frontera entre reivindicación e impertinencia

Cincuenta “personas” vociferaban ayer por la mañana en la estación, insultando a la taquillera de la Renfe, reclamando un billete que les llevara a Madrid. Más allá de valoraciones estéticas, ¿cual sería su reacción cuando se vieran pasando la noche en los vagones, en tierra de nadie, frenados por una caída de árboles sobre la vía?.
Los cincuenta la toman incluso con el aspecto físico de la pobre chica, que recibe los insultos apunto de descomponerse. Por la cabeza al gentío no se le ha pasado hablar con el comandante en puesto, porque a los ciudadanos de a pie en esas situaciones gregarias y anónimas les pone más envalentonarse con los más débiles, haciéndoles el juego a los que abusan de posición dominante parapetados en cargos de gran responsabilidad y que nunca dan la cara. No tengo que recordarles el linchamiento público del conductor del Alvia en Angrois: dos años hacía que el sindicato de maquinistas venía denunciando que había siete curvas idénticas en el trazado Ourense-Santiago, perfectamente confundibles entre sí, y que era sólo cuestión de tiempo que el maquinista de turno fiara la seguridad en el frenado automático que sólo había sido eliminado en el tramo del accidente para ahorrar una cantidad miserable en el total del presupuesto.
Los españoles quieren de manera permanente un servicio de protección civil propio de situaciones en la que el viento se desata a ciento noventa quilómetros por hora, un piquete para cada kilómetro de vía para que solucione de manera inmediata la destrucción que una simple rama de eucalipto, de doscientos quilos de peso, proyectada desde cien metros, provoca en la catenaria. Y demanda esos servicios aquí para no parecernos a una república bananera –escuchado en la Cadena Ser a un oyente inflamado-, obviando que en Cuba están a la vuelta en el tratamiento de estas situaciones de emergencia tan frecuentes allí, donde casi nunca muere nadie víctima de los huracanes mientras en la todopoderosa Trumpilandia caen por decenas.
A la voz de ¡gracias a mis impuestos esta usted aquí! un visitante de las emergencias, que nunca ha podido cotizar aunque sí paga impuestos indirectos, exige con un cuadro de gripe a la auxiliar que le hagan un chequeo completo, mientras paradójicamente a su lado un anginoso al que el filtro toma por afectado de bronquitis espera en silencio.
Algunos conciudadanos piensan que el Estado lo puede todo, incluso contra fenómenos naturales de cualquier índole y así lo quieren hacer valer frente a los subalternos, auxiliares y cualesquiera prestadores de servicios. Otra cosa es luchar por hacer valer derechos fundamentales frente a instancias administrativas superiores, ante representantes de la clase dirigente, en la relación con los jefes de la Empresa... En ese punto la mayor parte de esos valientes contra los débiles agachan la cabeza.
Y es que hay que distinguir entre reivindicación e impertinencia. La primera la define la RAE como “Reclamar o recuperar alguien lo que por razón de dominio, cuasi dominio u otro motivo le pertenece”, en este caso el derecho a viajar en tiempo y hora conviviendo con la obligación de la Compañía en preservar la salud de los viajeros y el buen desarrollo del servicio. La impertinencia se define como algo dicho o hecho fuera de propósito, con expresión de enfado y molestia, con carácter displicente fuera de lugar. Visto el panorama que dejó un fenómeno atmosférico de la intensidad de este último temporal en toda la geografía gallega y especialmente en Ourense la madrugada del tres de Febrero, me reafirmo en la idea de que la reacción de los que no pudieron tomar aquel tren fue una impertinencia.


© Faro de Vigo




Libre asociación en Arteixo para celebrar o San Xoan?

¿Vivimos nun Estado democrático?   Un grupo de veciños de Arteixo unidos pola súa ideoloxía (materializada nos proxectos de Alternativa dos ...